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Respondiendo al pedido del Papa, los jóvenes “hicieron lío” misionando las periferias

Ayer por la tarde se realizaron los “gestos misioneros”, donde pequeños grupos de jóvenes misionaron en las cárceles, hospitales, asilo y barrios periféricos de Rosario.

Uno de los lugares por los que pasaron fueron las salas de internación del Hospital Provincial, donde tuvieron momentos de profunda emoción, oración y alegría junto a los enfermos. En una de ellas conocieron a Federico (19) quien se encontraba acompañado de su madre Claudia. Se mostró muy emocionada al verlos: “Supimos que estaban en Rosario. Somos muy felices con su visita”. Cuando les contó sobre la situación de su hijo, quién desde su nacimiento padece una enfermedad, sostuvo: “El amor es lo que nos mantiene unidos, el amor de todos los que nos rodean es lo que mantiene con vida a nuestro hijo”.

Mientras tanto en la Parroquia Santa María Madre de Dios, los sacerdotes Augusto Notario y Fabián Belay recibieron a los encuentristas y comentaron que en ese lugar se realizan actividades para jóvenes y niños. Continuaron diciendo: “Formamos un club de fútbol, el cual se llama María Madre de la Lata, en honor al nombre del barrio. También están vinculados con un Centro de Vida, que recibe a los chicos que están vinculados con la droga y el alcohol”.

En simultáneo, otra delegación de misioneros llegó al Hospital Geriátrico Provincial, donde los jóvenes vivieron una experiencia que generó sentimientos encontrados tal como lo expresaba Juan Fraire: “Mucha emoción, la primera vez que participo de una misión así, la alegría de ellos al verte llegar es impresionante. Era como si Dios estuviera obrando en ellos”. Mercedes Nicolasa Sosa, quien se desempeña en el lugar les pidió: “Siempre lleven eso de ser educados buenos. En este mundo se necesitan jóvenes que sean educados y que respeten mucho a los abuelos”.

Por último, la Unidad Penitenciaria n° 16 fue otro de los lugares destacados, donde los jóvenes fueron recibidos por el padre Silvio; y por Julio y Mónica, miembros de la pastoral penitenciaria. "Hace varias semanas les venimos anunciando que vendrán, y los esperaban", manifestó el sacerdote. Pablo, uno de los internos agradeció “por venir a compartir con nosotros. Afuera se cree que cuando uno está preso, ya no es un ser humano; pero somos personas que estamos privados de libertad pero no privadas de sentir, amar, soñar, buscar a Dios”, aseguró. “Les pedimos que recen por nosotros para que cada día nos acerquemos más a Jesús", le pidió a los jóvenes.

"Cuando me hablaban de la cárcel siempre pensaba que era algo fuerte y doloroso y que no estaba preparado. A partir de esta vivencia, me di cuenta que Dios está presente en cada uno y hay que dejar que el Espíritu actúe. Pude reconocer que la vida vale sin importar las condiciones en que uno vive, Dios nos ama a cada uno. Es una experiencia que me gustó mucho y me hizo sentir en el corazón esa renovación del compromiso como cristianos. Como nos pide el papa Francisco, sin miedo, tenemos que dejarnos sorprender”, expresó Esteban de 22 años, perteneciente a la diócesis de Rafaela.

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